miércoles, 26 de marzo de 2008

Me dió con Gonzalo Rojas

Qué se ama cuando se ama?

jueves, 13 de marzo de 2008

Al aguaite

Al aguaite
de la puerta que se abra
esperando
una vez más.

Una sucesión de golpes de suerte
una lluvia granizada
de opciones que se deshacen.

Qué divertido, no?
Qué sui generis el cuento, no?

No.

Cada vez que me subo a la micro
rezo un padre nuestro
para no terminar en tripas
en vez de llegar a puerto.

Y no me vayas a venir
con lo del emprendimiento.
Emprendedores
son los que combinan
los factores productivos.
A los salimos del otro lado
de la línea que fronteriza la ciudad
nunca tuvimos
nada que combinar.

No seré caradura.
Confieso que ha resultado.
Cada vez
cada oportunidad que he orado
he tenido respuesta.

Buena estrella?
No.

Dime
qué sentido tiene todo esto
cuando se mira desde allá?

miércoles, 12 de marzo de 2008

Viejo micro-cuento

Engullía mi berlín cremoso por la vía pública
cuando se acercó a mí
con su cara de niño de calle
- Oigaaa... me da berlín?
No se lo iba a negar. Su manitos morenas
y sucias merecían más que un berlín.
- Bueno - asentí- Pero por lo menos dí las palabras mágicas, pues.
- Ehhh... abracadabra?

viernes, 7 de marzo de 2008

Práctica finita est

Se está acabando la práctica.
Aunque la estire como un chicle colegial
se me acaba la última oportunidad
de regalarme
de regalar el tiempo
de hacer funcionar las neuronas
porque sí
porque es bueno
porque da gusto
porque devuelvo la mano.

De ahora en adelante
supongo
cobraré mi tiempo
porque es lo único
que tengo.
Porque me toca.

Echaré de menos
decir
qué agradece señora?
No tiene nada que agradecer.
Haremos lo mejor posible
No se vaya olvidar de traerme el papelito
que le encargué.

Extrañaré a la señora Gladys
y su canasta de huevos.
Y los helados de cien pesos
a la salida de la Corporación.

Cumplí.

Ahora mi tiempo vale dinero
y lo cobraré como es debido.
Haré de la prostitución jurídica
una digna fornicación:
cobraré por el acto
y si me pagan me vendo
Pero eso sí,
y en esto seré irreductible:
como buena puta
cualquier cosa por dinero,
pero reservándome
los besos.

sábado, 1 de marzo de 2008

La lectura es un pulpo con millones de tentáculos, y miles de porosidades que te succionan y entrelazan, para llevarte a de un lado a otro.
Leía a Marvin Harris, ese, el antropólogo al alcance de todos, y me daba cuenta que lo había citado años antes -cuando uno ni siquiera tenía claro qué era la antropología- el mismísimo Antonio Escohotado a propósito de una breve historia de las drogas.
Ambos descubren por qué las brujas vuelan en escobas.
Ambos saben de los aquelarres alcaloides.
Y yo, en el poto del mundo, leyendo-escuchando atento, con el cigarrillo en el cenicero.
Estudiando civil -tiempo atrás-, Peñailillo le dedica unpar de páginas al asunto del derecho de propiedad, y su sentido, su origen necesario: los señores feudales, y el canje de seguridad por reconocimiento de propiedad.
Luego, un día cualquiera, me encuentro al profesor y compartimos una cerveza. Le apasiona su tema y yo me animo con él. Y le cuento de Harris y su libro "Jefes, Cabecillas y Abusones", y que todos al principio, antes de la escritura, antes de las monedas, antes de todo, cuando recolectábamos, no conocíamos la propiedad privada, por lo que no sabíamos ni de jefes. Que el único reconocimiento que había era al más generoso de los recolectores, al que traía más y tomaba menos... que luego acumulaba para dar más, acumulaba para obtener más prestigio. Acumularon y competían por acumular el grano para las vacas flacas; hasta que el prestigio se convirtió en la acumulación, hasta que el reconocimiento se hizo poder, hasta que el compartir se tornó dialéctico, y se hizo poder.
El profesor levantó una ceja, y bebió su trago.
Y Peñailillo ordena la segunda ronda de Jack Daniels. Y me pide más datos. Y continúo hablándole de los cabecillas que aún no eran jefes. Y nos extasiamos en la esencia de las cosas, que son lo que son muy lejos de lo que queremos ver.
A la tercera ronda ya estábamos alegres de conversar. Y me pide, con golpe afectuoso en el hombro que le consiga el libro.

-No puedo- le dije.
- ....
- Lo hice correr para que otros lo leyeran.. no volverá a mis manos.
- Debió haberlo cuidado Julio... es un buen tema de investigación.
- No pude quedarme con él...
- Por?
- No quería acumularlo.