martes, 20 de junio de 2006

Lápices

Es este mundo de locos y fachistas
dime nena, cómo puedo yo
cambiarlo...
Luis Alberto Spinetta

Como lápices
hurtados
de la administración pública
vamos
de mano en mano
distribuyéndonos,
atenuando la falta de escritura
que falta a la Nación.
Por eso me sacrifico
y me presento como esperpento
todas las tardes
en todas las micros
en todas las jornadas laborales
ante las estructuras
públicas y privadas de explotación.

Es como la subcontratación, amor.
Nos exprimimos y obedecemos a nuestro amor
pero nos vinculamos con el otro
todo en pos de la productividad
de la buena vida
de la calidad total
y los preceptos del querer judeo cristiano
que nos invocan a decir
con la boca llena de comida chatarra:
“Nos debemos a nosotros mismos!”.
Combo 1 de la payasada.


Las manos llenas de letras
que ocultamos como mugre entre las uñas
y las deglutimos en los momentos
de más miedo
cuando la verdad
termina mordida
entre los dientes del nerviosismo.
Ay caray
dulce los días en que nos pertenecíamos
en el éter de las pulsaciones binarias
más puros cuándo?
más felices cuándo?
Los cerros de Chile volaban bajo mi sueño
y tu capital era lejana y fantasiosa.
Hoy me jibarizo las ganas entre Tobalaba
y Vicuña Mackenna
y tu vives con la nata del barrio de arriba.
Te acordarás de mi cuando andas por tu reino?
Se asomará mi voz gargantosa por tu memoria
cuando bajas al centro?
La precisión de tus palabras
La pulcritud de tus condenas
estremecen a los que nos quedamos lejos
de tu sonrisa -lámpara de lectura.
Cualquiera se arrojaría a tus brazos
para aprender de Bolaño
en una cama blanca y delicada
como debieran ser todas las camas.

La seguridad que necesitas
y la libertad que me motoriza
sólo pueden rozarse
cuando los cuerpos están lejos.
Las palabras de nuestras tribus
tan lejanas y cercanas
no nos condenan sino a optar
por lo que queremos
y desde ahí inventar lamentos
por lo que no queremos,
pero quisiéramos querer
de un día en adelante.

No te vayas a soltar
ni a dar permiso para nada
Eres bella así de lejos
cuestionada y abandonada
a la suerte de tus reflejos.
Yo mientras tanto
seguiré leyendo las páginas sociales
donde estos bárbaros
no quieren premiar a los lectores
con tu sonrisa protectora
con tus caninos perfectos.
Ellos saben lo que hacen
nosotros sólo los leemos.


La vida avanza
conforme corre
lo que llamamos tiempo
Y, mientras tanto, nos estiramos
mirándonos el ombligo
perdiéndonos lo más lejos
de todos y cada uno de los hitos
que puedan marcar un deseo.

Quién va a culparnos por esta nostalgia
de reflejos y sombras de lejos?
Quién tendría el descaro de reprocharnos
dejar correr el agua y el puchero.
España se ve tan linda
mirándola de este lado del charco.
Dejemos así por siempre
lo que nunca fue cierto,
un pedazo de desierto imaginario
un roce de universos.

La vida corre rápida
pero he tenido tiempo
de chuparle la savia.
Tengo dos hijos que se ríen a cántaros
por las líneas del teléfono
cuando los tres repetimos palabras
que dicen gárgaras riéndose.
No paso hambre hace tiempo
los amigos me llaman
y leo.
No falta quien aprecia el ingenio
y a veces me siento un coliseo
de espectáculos sangrientos.
Feliz de recordar que todos
todos moriremos
y nos iremos a acompañar
al patio de los silencios.
Que mis amigos lean reseñas
y quemen poemas al viento
será el primer deseo cumplido
cuando sea un muerto fresco.

Los amores aparecen
-como me enseñaste esos días-
a través de los reflejos.
Espejos cruzan y cruzan
y yo no los deseo.

La Reina me despeina
-bendito barrio bueno-
corren a trabajar todo el día
pero los días pasan lentos.
Mientras, vendo mis horas laborales
Mientras, me acurruco en el pavimento.

(Junio, 2006)