Confieso que lo encontré lindo.
Subimos a la terraza
y bebimos en Borderío
Y reímos.
Alguien medijo que ya no es lo mismo
desde que en un restaurant
vió a una mujer cenar
mientras llevaba hawaianas.
Será cosa de unos años
para que vendan
sopaipillas ambulantes
en este lugar.
En otra mesa
la risa era de cartón.
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