Tengo que ir a acostarme
pero la noche
me porfía
obsesivamente.
Me susurra
al oído
con ese encanto que tiene
la muy yegua
que salga a acariciarte
con palabras
a seducirte
con paraísos encantados
a morderte la oreja
lamerte
seducir
y beberte
con embrujos semánticos
con misiles emocionales.
La noche es la puta.
Había que decirlo.
Pero ya sabes.
Yo no me vendo.
Sólo me regalo.
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